Las ideas vienen antes de la ejecución y por lo general se sabe cómo controlar el impulso de empezar a diseñar de inmediato.
Alejandro Rodríguez Durán
Destacar dentro de una profesión creativa supone diferentes retos y para sortearlos será necesario que desarrolles conceptos y reflexiones muy puntuales que te acerquen a la excelencia, a continuación se enumeran seis de ellos.
1. No se está diseñando, se están resolviendo problemas
Hacer que las fotos se vean bonitas es parte del proceso, pero no sólo se están creando imágenes bonitas.
El proceso de pensamiento comienza con la comprensión del cliente, el producto y el público, así como el desafío único que se está tratando de resolver. Los hechos, ideas y detalles que descubrir al hacer esto son el principal combustible para la creatividad. Se debe saber y entender antes de empezar a diseñar.
Todos los problemas representan una oportunidad del diseño.
2. Se empieza con palabras y se termina con imágenes
Las ideas vienen antes de la ejecución y por lo general se sabe cómo controlar el impulso de empezar a diseñar de inmediato.
Pensar acerca de los atributos y las metáforas que revelan la verdad acerca del producto es parte de la rutina diaria. “¿Es esto más como un James Bond o Justin Bieber?” es una pregunta perfectamente normal dentro del mundo del diseño. En este mundo, el pensamiento estratégico viene antes del Photoshop.
Crear un antes y después de la idea ayuda a ver si realmente estoy transmitiendo mi idea de manera correcta
3. Saber la diferencia entre la perfección y el trabajo duro
Se van a tirar decenas de ideas y diseños a la basura hasta averiguar cual es el concepto correcto. El secreto es … no hay ningún secreto, sólo el trabajo duro. Pero también se sabe cuando se ha realizado lo mejor y esforzarse de más, aveces no tiene sentido. Se tiene que conocer los propios límites y lo que hace poderoso al desempeño.
El balance entre lo que el mínimo viable y el ideal solo logrando trabajando para llevar la idea a la vida.
4. Obsesionarse con ciertos detalles, y saber exactamente por qué
Los años han pasado desde que se dejó de prestar atención a las personas que no pueden entender por qué la obsesión acerca de ciertas cosas. Eso está bien, hasta cierto punto es la razón por la que eres un diseñador y no otra profesión. Al final del día, son siempre los detalles los que hacen que el trabajo se destaque.
Tener un trabajo terminado ayuda mas que un detalle perfecto.
5. Saber cómo hablar y vender
Nunca se ha comprado algo en la vida sin haber sido vendidos antes.
La misma verdad se aplica al trabajo y es por eso que es importante saber cómo venderlo. Más importante aún, saber que la venta no significa convencer a la gente a tomar algo que no quieren ya que no funciona de esa manera.
Vender es el arte de hacer que el cliente entienda cómo y por qué las ideas cumplen con sus objetivos. Si se descubre esto, el resto será historia.
Una parte importante de vender es entender y transmitir por que mi cliente debiera elegirme a mi y no a alguno de los miles de competidores que existen.
6. No tener miedo de ir contra corriente
Todo el mundo está enfocado al diseño plano en estos días. Si, se ama, pero también es debido saber que no es la respuesta definitiva del por qué existe el universo.
No siempre se tiene que seguir las tendencias, en ocasiones es necesario abandonar todas las tendencias y hacer lo que se debe hacer cuando el proyecto lo requiere. Si eso significa crear un botón brillante cuando todo el mundo crea uno plano, que así sea. No tener miedo de hacer olas cuando hay una razón perfectamente válida para hacerlo.
Ser unico en una forma correcta nos diferencia de los competidores y nos da nuestro “toque personal”
Fuente: Paredo